Encargados de custodiar la entrada

Coré fue un levita, tío de Moisés y Aarón, cuyo nombre se hizo tristemente célebre en Israel debido a qué, celoso de sus sobrinos y descontento con su papel de escasa relevancia, se opuso al liderazgo de sus sobrinos Moisés y Aarón sobre el pueblo de Israel, dirigiendo una rebelión contra ellos, como resultado de la cual el juicio de Dios se manifestó sobre él de manera dantesca cuando la tierra se abrió para tragarlos vivos a él y a todos los rebeldes que lo acompañaron en su rebelión. Sus descendientes tuvieron, pues, que cargar con este estigma vergonzoso sobre sus hombros y soportar cualquier señalamiento por esta causa, pero no se dejaron vencer por él, sino que, fieles al llamado formulado por Dios a los levitas, se consagraron con diligencia al servicio de Dios en el santuario del desierto y en el templo de Salomón, desempeñando responsabilidades importantes y honrosas alrededor de él: “Además, Salún, hijo de Coré, hijo de Ebiasaf, hijo de Corah, y sus parientes coreítas de la misma familia patriarcal estaban encargados de custodiar la entrada de la Tienda, tal como sus antepasados habían custodiado la entrada del campamento del Señor” (1 Crónicas 9:19). Como tales lavaron con sus acciones el honor manchado de la familia y las condenables y vergonzosas asociaciones que el nombre de su malogrado antepasado evocaría y finalmente lo reivindicaron con creces, al tener el honor de ser los autores inspirados de once de los 150 salmos canónicos recogidos en la Biblia en el muy apreciado libro de los salmos: los que van del 42 al 49, del 84 al 85 y del 87 al 88