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Segmentos

En tus manos encomiendo mi espíritu

"Encomendar a Dios nuestro espíritu es la declaración final y absoluta de la confianza que tenemos en Él en cuanto a nuestra suerte y destino final”

Cuando se hallaba en la cruz en medio de su agonía, el Señor Jesucristo pronunció algunas significativas palabras, entre las cuales tal vez las más recordadas son la oración final que elevó diciendo instantes antes de morir: “Entonces Jesús exclamó con fuerza: ꟷ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! Y al decir esto, expiró” (Lucas 23:46), citando la oración que el rey David había también pronunciado en su momento, recogida en los salmos: “En tus manos encomiendo mi espíritu; líbrame, Señor, Dios de la verdad” (Salmo 31:5). Ahora bien, existe una diferencia evidente entre las circunstancias del rey David al pronunciarlas y las de nuestro Señor Jesucristo, como lo es el hecho de que el primero de ellos no enfrentaba sus últimos momentos de vida, aunque sí la hostilidad y las amenazantes trampas de sus adversarios, a diferencia del Señor Jesucristo. Pero ambos casos llaman nuestra atención al hecho de que encomendar a Dios nuestro espíritu no es necesaria ni únicamente la oración de entrega y confianza definitiva que estamos llamados a pronunciar antes de morir cuando tenemos la oportunidad de hacerlo, en cuanto a las certezas que tenemos en que Dios garantiza nuestra suerte y nuestro destino final por toda la eternidad, sino también una oración que podemos elevar en los momentos difíciles de la vida apelando a estas mismas seguridades que se hallan por encima y a salvo de cualquier contingencia o adversidad que la vida nos depare en este mundo y que pueden manifestarse también mediante las intervenciones salvadoras de Dios a nuestro favor

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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