Las ventajas comparativas que los seres humanos tenemos para desarrollar mejor que otros actividades particulares, ha dado lugar a la especialización y la división del trabajo en el contexto de las sociedades modernas. Especialización y división del trabajo que han favorecido el gran auge y desarrollo alcanzado por el mundo de hoy en muchos de los campos de la cultura. Es por eso que la Biblia habla de los diferentes llamados y vocaciones particulares de vida que cada creyente ha recibido de Dios, conforme a lo que nos gusta hacer, que suele coincidir casi siempre con lo que hacemos bien, reforzándose mutuamente. Los levitas al servicio de Dios también desarrollaron actividades diferenciadas y especializadas a instancias del rey David: “David dijo: «De los levitas, veinticuatro mil estarán a cargo del trabajo del templo del Señor, seis mil serán oficiales y jueces, cuatro mil serán porteros y los otros cuatro mil se encargarán de alabar al Señor con los instrumentos musicales que he ordenado hacer para ese propósito” (1 Crónicas 23:4-5). Y el apóstol Pedro nos exhorta a poner al servicio de los demás los dones que hayamos recibido: “… administrando bien la gracia de Dios en sus diversas formas” (1 Pedro 4:10), como una expresión acertada de la: “… sabiduría de Dios, en toda su diversidad” (Efesios 3:10) que se manifiesta en la iglesia en su condición de “cuerpo de Cristo” en el que cada uno de sus miembros es diferente a los demás y cumple funciones específicas, diferenciadas y especializadas que benefician a todo el cuerpo de manera colaborativa
En toda su diversidad
“La división del trabajo es una medida sabia que favorece el desarrollo y la prosperidad sostenida de todo proyecto emprendido por una sociedad humana”
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