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Segmentos

El segundo templo

“El templo de Salomón fue una obra monumental y magnífica llamada a reflejar sobre la tierra algo de la grandeza y la majestad celestial de Dios”

El rey David no pudo construirle un templo a Dios porque Él se lo impidió, reservando esta labor a su hijo Salomón. Consciente de la magnitud del proyecto, David procuró hacer los mayores preparativos a su alcance para facilitarle a su hijo la tarea, pues: “«Mi hijo Salomón ꟷpensaba Davidꟷ es muy joven e inexperto, y el templo que hay que construir para el Señor debe ser el más grande y famoso de toda la tierra; por eso dejaré todo listo». Así que antes de morir, David dejó todo preparado” (1 Crónicas 22:5). Ciertamente, el templo debería reflejar lo mejor posible la grandeza y la majestad de Dios y, aunque destruido siglos después por los ejércitos de Nabucodonosor, la descripción del templo de Salomón mientras estuvo en pie muestra que era una obra magnífica que reflejaba con sobriedad, precisión y buen gusto la grandeza y majestad divinas. Los judíos que regresaron del destierro junto a Zorobabel, Esdras y Nehemías reconstruyeron la devastada y ruinosa Jerusalén junto con su templo, que llegó a ser conocido como el “segundo templo” o templo de Zorobabel, más humilde que el de Salomón desde el punto de vista de su esplendor y belleza. Por eso en el siglo I a.C. el rey Herodes el Grande emprendió una labor de reconstrucción, ampliación y embellecimiento de este templo tan ambiciosa y de tal magnitud que murió sin ver su finalización y que tomó, entonces, 84 años, culminando con un templo esplendoroso que fue destruido, sin embargo, 6 años después por las legiones de Tito, conforme al anuncio hecho por el Señor Jesucristo

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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