Pecar inadvertidamente es pecar sin darnos cuenta de que lo hemos hecho, ya sea porque, aun siendo conscientes de que la acción en cuestión es incorrecta, no fuimos sin embargo conscientes al mismo tiempo de haber incurrido en ella en algún sentido o porque, habiendo incurrido en una acción particular con plena conciencia, lo hicimos sin saber o sin captar que esta acción era incorrecta a la luz de lo establecido por Dios en Su Palabra. Y si bien un pecado inadvertido no ostenta la misma gravedad del que se comete a sabiendas y con plena conciencia, no por ello deja de ser algo condenable ni de involucrar una dosis de culpabilidad que amerita un castigo, por lo que en la Ley también se estableció que: “«Si alguien comete una falta y peca inadvertidamente contra lo que ha sido consagrado al Señor, le llevará al Señor un carnero sin defecto como sacrificio por la culpa. Su precio será tasado en plata, según la tasación oficial del santuario. Es un sacrificio por la culpa” (Levítico 5:15). De hecho, este tipo de pecados y su correspondiente tratamiento constituían en sí mismos una categoría propia dentro del ritual sacrificial de la ley, que contemplaba: “… los holocaustos, las ofrendas de cereales, los sacrificios expiatorios, los sacrificios por la culpa, los sacrificios de ordenación y los sacrificios de comunión” (Levítico 7:37). Todo lo cual es una advertencia no sólo de que la ignorancia nunca es excusa, sino de nuestro consecuente deber de estudiar con diligencia lo que Dios ha establecido en Su Palabra para conocer y saber lo que espera de nosotros y no perdernos por falta de conocimiento
El pecado inadvertido
"El conocimiento es necesario para no incurrir de manera inadvertida en pecados que ya deberíamos estar en condiciones de identificar y evitar”
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