fbpx
Segmentos

El combate espiritual

“No todos somos soldados calificados para la guerra y el combate físico, pero en la iglesia todo creyente debe ser apto para la guerra espiritual”

En la antigüedad todos los varones mayores de veinte años que no tuvieran impedimentos físicos eran considerados aptos para la guerra y contados en los censos militares, por lo cual debían tener adiestramiento para el combate y saber utilizar satisfactoriamente la espada por si se requería entrar en batalla o acudir a las convocatorias de sus caudillos para ir a la guerra. Hoy por hoy, si bien subsiste el servicio militar obligatorio, los ejércitos se han profesionalizado mucho más para dar lugar al soldado profesional que puede ser muy especializado y capaz para el combate, como ya se insinuaba en el antiguo Israel con algunos de sus varones en edad militar: “Todos ellos descendían de Jediael. Eran jefes de sus familias patriarcales y guerreros valientes. En total, eran diecisiete mil doscientos hombres aptos para la guerra” (1 Crónicas 7:11). La distinción actual entre sociedad civil y ejército y fuerzas armadas, por lo menos en lo que a los varones concierte, no era tan drástica en la antigüedad como lo es hoy. Sin embargo en la iglesia, dado que también libramos una batalla más sutil, pero en muchos casos más real y determinante contra las fuerzas del mal representadas por los enemigos tradicionales del cristiano: Satanás y sus demonios, la carne o naturaleza pecaminosa y el mundo, en medio de una ancestral y atávica guerra espiritual, todos los creyentes sin excepción estamos llamados a prepararnos para el combate espiritual utilizando de manera diestra las armas que Dios nos ha provisto en el evangelio para contrarrestar y no ceder ni caer víctimas de las maquinaciones del enemigo

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

Deja tu comentario

Clic aquí para dejar tu opinión