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El canto de cisne

“La destrucción final de Jerusalén a manos de los babilonios fue el canto de cisne de una era que, con todo, preparó y alimentó la venida del mesías”

La derrota y el destierro de Judá a manos de los babilonios como acto disciplinario de Dios con su pueblo infiel fue, de todos modos y a la larga provechoso, a pesar de ser una experiencia muy dolorosa en su momento: “A los siete días del mes quinto del año diecinueve del reinado de Nabucodonosor, rey de Babilonia, su ministro Nabuzaradán, que era el comandante de la guardia, fue a Jerusalén y prendió fuego al Templo del Señor, al palacio real y a todas las casas de Jerusalén, incluso a todos los edificios importantes. Entonces todo el ejército de los babilonios bajo su mando derribó las murallas que rodeaban la ciudad” (2 Reyes 25:8-10). Con todo, trajo un evidente beneficio a los sobrevivientes, pues los judíos que retornaron luego de setenta años de cautiverio a reconstruir la ciudad y el templo lo hicieron ya purificados de todas las prácticas idolátricas que los caracterizaron en el Antiguo Testamento y que fueron las que acarrearon el juicio divino sobre ellos. Adicionalmente, los que no retornaron, sino que se establecieron en todos los lugares del mundo conocido en lo que se designa como la “diáspora”, fueron providenciales para la posterior expansión del evangelio al dar lugar a la institución de la sinagoga diseminada por el mundo de manera estratégica, con un culto centrado en el estudio de la Biblia y no en los rituales sacrificiales del templo. Institución que fue la que sobrevivió a la nueva destrucción del templo por parte de los romanos y ha llegado hasta nuestros días con el judaísmo rabínico que sobrevivió también al judaísmo sacerdotal

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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