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Segmentos

El altar de bronce

“No es posible restaurar nuestra relación con Dios sin tratar primero de manera eficaz y de la forma establecida con el pecado que nos separa de Él”

El primer acto de reconstrucción que llevaron a cabo los repatriados judíos que regresaron con Zorobabel de Babilonia a Jerusalén, luego de establecerse en sus respectivas ciudades de origen en el territorio de Israel fue el siguiente: “En el mes séptimo, cuando ya todos los israelitas se habían establecido en sus ciudades, se reunió el pueblo en Jerusalén con un mismo propósito. Entonces Jesúa, hijo de Josadac, con sus parientes, que eran sacerdotes, y Zorobabel, hijo de Salatiel, con sus parientes empezaron a construir el altar del Dios de Israel para ofrecer holocaustos, según lo estipulado en la Ley de Moisés, hombre de Dios” (Esdras 3:1-2). Si bien el templo que también tenían el propósito de reconstruir y que, de hecho, también reconstruyeron en su momento, incluía entre su mobiliario el llamado altar de bronce; éste era prioritario por la necesidad fundamental que el pueblo tenía de reconciliarse con Dios y contar así con Su favor antes de acometer una empresa de la envergadura de la reconstrucción de la ciudad con sus murallas y su templo, con todas sus dificultades y su compleja logística, en medio de pueblos antagónicos y hostiles que deseaban verlos fracasar en esta iniciativa y que se mostraban dispuestos a impedir el feliz logro de este propósito por todos los medios a su alcance. Contar con el favor de Dios era, pues, crucial en el asunto para poder tener éxito y para esto los sacrificios expiatorios por el pecado del pueblo eran el medio para obtener Su perdón y alcanzar este favor antes de que el sacrificio único de Cristo los hiciera ya innecesarios

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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