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Desnudez, dignidad y vestiduras

“La importancia del vestuario en la raza humana es tal que aun la dignidad y santidad del Señor están asociadas a Sus vestiduras”

Leonardo Da Vinci protestaba diciendo: “El único animal que se avergüenza de su desnudez es el hombre”. Pero al mismo tiempo Roberto Rivera señala al respecto que: “Es imposible conservar el orgullo cuando alguien te ha visto sin ropa”. Y es que, a despecho de quienes justifican de algún modo la desnudez desvergonzada, lo cierto es que la ropa le imparte dignidad al ser humano y lo coloca en una categoría superior a la de los animales. Además, habría que estar de acuerdo con el pastor Darío Silva-Silva cuando dice que: “no todos los cuerpos soportan una exposición franca, por el contrario, muchos tienen defectos que los afean grandemente… debido a ello, la desnudez pública resulta decepcionante, cuando no repugnante. Casi siempre, hablando con objetividad, los cuerpos desnudos ofrecen un espectáculo cómico, a veces hasta ridículo, y, sin lugar a dudas, ofensivo y degradante. Esa es la verdad desnuda”. La personalidad individual de cada ser humano está ligada a sus vestiduras, al punto que C. S. Lewis puntualizaba que: “la desnudez realza lo común de la humanidad y quita voz a lo que es individual”. Y el psiquiatra judío Víktor Frankl, sobreviviente del holocausto nazi, describe así el punto más bajo de la degradación a la que fueron sometidos: “nuestra desnudez se nos hizo patente: nada teníamos ya salvo nuestros cuerpos mondos y lirondos… literalmente hablando, lo único que poseíamos era nuestra existencia desnuda”. Es por eso que aun la dignidad y majestad del Señor Jesús está asociada a sus vestiduras: “Aroma de mirra, áloe y canela exhalan todas tus vestiduras…” (Salmo 45:8)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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