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Deberá confesar y pagar

“La noción de indemnización como un modo de compensar el daño que hemos causado a otros se halla en la Biblia como parte de nuestra responsabilidad”

El Señor Jesucristo nos exhorta con estas palabras: “Produzcan frutos que demuestren arrepentimiento” (Mateo 3:8), indicando con ello que el auténtico arrepentimiento, para ser tal, debe ir acompañado de acciones consecuentes que lo demuestren y no solo de la confesión en sí misma, de la manifestación verbal, sincera y contrita de arrepentimiento y la solicitud de perdón, condiciones de cualquier modo necesarias, pero no suficientes en los casos en que hemos pecado no solo contra Dios, sino contra nuestro prójimo de algún modo. Entre las acciones más evidentes e inmediatas que deben seguir al arrepentimiento encontramos, por supuesto, el cambio de conducta de la persona en cuestión en relación con la falta confesada, abandonando las condenables prácticas del pasado para asumir un nuevo comportamiento al respecto acorde con lo establecido en las Escrituras y el evangelio. Pero adicionalmente y siempre que así se requiera y sea procedente, cuando el pecado cometido tuvo lugar en detrimento de uno de nuestros semejantes, la Biblia también establece la restitución y la compensación o indemnización del caso por el daño causado como uno de los frutos que demuestran el arrepentimiento: “Deberá confesar su pecado y pagarle a la persona perjudicada una compensación por el daño causado, con un recargo del veinte por ciento” (Números 5:7), siendo ésta una de las implicaciones jurídicas del pecado contempladas también por el derecho positivo en las variadas legislaciones de las naciones modernas

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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