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Así tratarás a las ciudades lejanas

“El trato diferenciado hacia las ciudades lejanas y las que se encontraban en Canaán muestra que el exterminio de los cananeos no fue arbitrario”

Las críticas en contra de la presunta crueldad del “anatema”, es decir la orden exterminio impartida por Dios a Israel en relación con los habitantes de Canaán a quienes no podrían dejar vivos de manera absoluta, incluyendo mujeres, niños y ganado; no tiene en cuenta, en primer lugar, lo ya señalado en cuanto a que ésta no era una instrucción arbitraria ni mucho menos, sino que tenía detrás razones de peso que la fundamentaban. Y en segundo lugar, que para confirmar lo anterior, Dios estableció un trato diferenciado en relación con las ciudades que no se hallaban establecidas en el territorio asignado a Su pueblo: “Así tratarás a todas las ciudades lejanas que no pertenezcan a las naciones vecinas. »Sin embargo, en las ciudades de los pueblos que el Señor tu Dios te da como herencia, no dejarás nada con vida. Exterminarás del todo a hititas, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos, tal como el Señor tu Dios te lo ha mandado” (Deuteronomio 20:15-17). Con las primeras se podían concertar acuerdos de paz o establecer relaciones de sometimiento pacífico al gobierno de Israel como tributarios, un tipo de relación común entre los pueblos antiguos. Y aun en el caso de que declararan la guerra a Israel, en desarrollo de ella solo debían matar a los hombres, pudiendo dejar con vida a mujeres, niños y ganado y tomar del botín de guerra, circunstancia que fue aprovechada astutamente por los gabaonitas para salvarse del exterminio, al engañar a Josué haciéndose pasar por un pueblo lejano y lograr así firmar un tratado de paz con Israel antes de que Josué fuera consciente del engaño  

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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