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Ponme a prueba

"La invitación a que Dios nos examine debe ir acompañada de un ruego y disposición honesta a que Él purifique y corrija lo que encuentre en nosotros”

La fe nos garantiza que al final Dios nos dará mucho más de lo podemos pedir o siquiera imaginar, pero el costo del discipulado también exige todo de nosotros. El problema en muchos casos es que no estamos dispuestos a pagar este costo. Wilbur Ress describía en cierta ocasión con mordacidad el tipo de arreglo que muchos desean establecer con Dios con estas palabras, formuladas mediante los calculados términos de una transacción comercial: “Me gustaría comprar tres dólares de Dios, por favor; una cantidad que no sea suficiente para hacer explotar mi alma ni para perturbar mi sueño, sino que equivalga a un vaso de leche caliente o a una siesta bajo el sol. No quiero tanto de él que me obligue a amar a los negros ni a recoger remolachas con los labradores. Quiero éxtasis, no transformación; quiero el calor del vientre, no el nuevo nacimiento. Quiero medio kilogramo de lo eterno en una bolsa de papel. Me gustaría comprar tres dólares de Dios, por favor”. Algo que recuerda una vez más el lema de una campaña publicitaria para un medicamento que prometía eliminar la resaca producto de la juerga de la noche anterior, garantizando que al recurrir a él se obtendría “alivio sin arrepentimiento” por causa de los excesos cometidos durante la juerga. Pero cuando acudimos a Dios, debemos estar dispuestos a rendirle todo nuestro ser sin ocultarle ni reservarnos nada, para poder dirigirle junto con el rey David el siguiente ruego con una absoluta y sincera entrega: “Examíname, Señor, ¡ponme a prueba!, purifica mi corazón y mi mente” (Salmo 26:2)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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