Las victorias conocidas como “victorias pírricas”, deben su nombre a Pirro, rey y estratega militar de la provincia de Epiro que lideró victoriosamente una coalición de ciudades griegas en contra de los romanos. Sin embargo, las victorias obtenidas en batalla fueron tan cerradas y sus pérdidas tan abrumadoras, que al término de una de ellas pronunció su célebre frase: “Con otra victoria como ésta y estamos perdidos”. Desde entonces la expresión “victoria pírrica” ha designado una victoria cuyas ganancias no compensan las pérdidas sufridas durante la misma. Muchas empresas humanas a través de la historia han culminado en victorias pírricas y, contra toda evidencia, siguen siendo reeditadas y emprendidas de nuevo necia e irreflexivamente por las generaciones siguientes en perjuicio propio. Entre estas victorias pírricas podemos señalar la obtención ilícita o inmoral de placeres inmediatos y momentáneos, sacrificando en el proceso la vocación profesional y los afectos. O triunfar en el ejercicio de la vocación sacrificando las relaciones con los seres queridos. A este respecto Patrick Morley manifestó que: “No hay éxito laboral que pueda compensar el fracaso en el hogar”. E incluso tener éxito como padres a costa de la relación de pareja. O, finalmente, triunfar en todo lo anterior, pero malogrando nuestra relación vital y personal con Dios. Ya lo dijo George Eliot: “Hay demasiadas victorias peores que una derrota”. Pero mucho antes que ella, el Señor nos advirtió contra las victorias pírricas diciendo: “¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo?” (Lucas 9:25)
Victorias pírricas
16 mayo, 2022
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“De nada sirve triunfar en todos los aspectos de la vida en el mundo si malogramos autodestructivamente nuestra relación con Dios"
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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