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Segmentos

Ungidos por Dios

“La unción divina no está restringida a los creyentes únicamente ya que puede estar incluso sobre gobernantes no convertidos”

La unción hace referencia al acto por el cual reyes y sacerdotes eran escogidos y consagrados para el servicio a Dios mediante el rito de derramar un aceite especialmente preparado para ello sobre sus cabezas por parte del profeta de turno, en obediencia y representación de Dios. Aceite que simbolizaba la legitimidad de su ministerio y la dotación de Dios sobre ellos, por medio del Espíritu Santo, para llevarlo a cabo de manera eficaz. El Ungido por excelencia es, por supuesto, nuestro Señor Jesucristo, ungido de forma única para su misión redentora al ser bautizado en el Jordán, al tiempo que sobre Él descendía el Espíritu Santo en forma de paloma. De hecho, Mesías y Cristo son, en su orden, las palabras hebrea y griega que se traducen al español como “Ungido”. En el Nuevo Testamento la unción deja de estar ligada de manera material y estricta al aceite que simboliza al Espíritu Santo e indica más bien Su presencia en cada creyente, en virtud de la conversión a Cristo, para guiarlo y capacitarlo para el cumplimiento de su tarea en el mundo, de modo que: “En cuanto a ustedes, la unción que de él recibieron permanece en ustedes…” (1 Juan 2:27). Unción que puede reposar de manera libre y soberana por parte de Dios, incluso sobre gobernantes paganos que sirven a los propósitos de Dios en el mundo, como el rey Ciro de Persia, de quien se lee: “Así dice el Señor a Ciro, su ungido, a quien tomó de la mano derecha para someter a su dominio las naciones y despojar de su armadura a los reyes, para abrir a su paso las puertas y dejar abiertas las entradas” (Isaías 45:1)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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