Las desigualdades son evidentes en lo que tiene que ver con la condición humana. Si bien todos los hombres compartimos por igual nuestra humanidad esencial con todos sus rasgos y características exclusivas que nos diferencian de los demás seres vivos y nos confieren nuestra particular dignidad; al mismo tiempo todos somos tan únicos y diferentes entre sí que, aún sin ser indispensables, si somos sin embargo insustituibles. Y nuestra condición única como individuos se refleja en los mayores o menores talentos con los que venimos naturalmente dotados para el desempeño de toda la gama de actividades de la cultura humana, poniendo sobre nuestros hombros responsabilidades mayores o menores, directamente proporcionales con los talentos recibidos, como lo ilustra la justamente llamada parábola de los talentos: “»El reino de los cielos será también como un hombre que, al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encargó sus bienes.A uno le dio cinco mil monedas de oro, a otro dos mil y a otro sólo mil, a cada uno según su capacidad. Luego se fue de viaje…” (Mateo 25:14-15), justificando la exigencia posterior por parte del dueño de estos bienes de que cada uno de sus siervos rindiera cuentas según la capacidad recibida. Pero al mismo tiempo y al margen de la desigualdad en la repartición de los talentos, todos recibimos las mismas oportunidades para hacerlos fructificar, como lo complementa la parábola de las minas en la que todos recibieron la misma cantidad: “Llamó a diez de sus siervos y les entregó diez minas. Les instruyó: ‘Hagan negocio con este dinero hasta que yo vuelva.’” (Lucas 19:13)
Talento y oportunidad
29 marzo, 2022
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“El talento está repartido de manera desigual, pero no las oportunidades para trabajarlo y hacerlo fructificar”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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