Si en algo tiene razón el comunismo es en que en la actualidad con especialidad, la productividad y los recursos en el mundo son de lejos suficientes para proveer a todos de condiciones materiales de vida dignas, con todas las necesidades básicas cubiertas satisfactoriamente. El problema no es la escasez o insuficiencia de los recursos, sino su distribución y la actitud, por una parte, de quienes no desean trabajar para comer, sino vivir del trabajo de otros, y por otra, la de quienes se enriquecen a tal punto con su trabajo que terminan acumulando, acaparando y atesorando estos recursos para sí mismos para vivir de manera opulenta y ostentosa, a cuerpo de rey, siendo indolentes a las necesidades de los demás. Ahora bien, el comunismo colapsa por su intención de redistribuir los recursos mediante coacción o coerción, forzando a quienes tienen a compartir con quienes no tienen, haciendo del estado el intermediario para lograrlo que, en el proceso, se corrompe y sucumbe a los mismos problemas que pretendía resolver. Por todo esto, la generosidad sigue siendo el mejor medio para comprobar que al final, siempre habrá más de lo que se necesita: “y les entregó todas las ofrendas que los israelitas habían llevado para realizar la obra del servicio del santuario. Pero, como día tras día el pueblo seguía llevando ofrendas voluntarias, todos los artesanos y expertos que estaban ocupados en la obra del santuario suspendieron su trabajo para ir a decirle a Moisés: «La gente está trayendo más de lo que se necesita para llevar a cabo la obra que el Señor mandó hacer».” (Éxodo 36:3-5)
Suficiente para todo
"Cuando la generosidad solidaria prevalece sobre otras consideraciones podemos descubrir que en realidad siempre hay más que suficiente para todo”
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