Decía Malcolm Forbes que: “Muchísimas personas sobrestiman lo que no son y subestiman lo que son”, identificando así dos males que afectan nuestro sentido de valor personal: el orgullo y la baja autoestima. Pero el primero de ellos, el orgullo, es de lejos el más peligroso de los dos. No en vano es el pecado de Satanás por excelencia y el motivo que suele encontrarse en el origen de todos los pecados como el de nuestros primeros padres Adán y Eva o que, por lo menos, los acompaña en todos los casos. A Satanás, el primer orgulloso de la historia, no le bastó la exaltada posición en que había sido colocado por Dios, sino que deseó ocupar su lugar, según lo deja expuesto Dios por medio del profeta: “Decías en tu corazón: «Subiré hasta los cielos. ¡Levantaré mi trono por encima de las estrellas de Dios! Gobernaré desde el extremo norte, en el monte de la reunión. Subiré a la cresta de las más altas nubes, seré semejante al Altísimo»” (Isaías 14:13-14). Y si los motivos del diablo quedaron registrados en la Biblia es para advertirnos a nosotros, para que no cedamos al orgullo que nos impide doblar nuestra rodilla delante de Dios y someternos de buena gana y sin reservas a su autoridad, y a su sabio y bondadoso gobierno sobre nuestras vidas, para que no terminemos al final como el diablo terminó: “… Desde el día en que fuiste creado tu conducta fue irreprochable, hasta que la maldad halló cabida en ti… A causa de tu hermosura te llenaste de orgullo. A causa de tu esplendor, corrompiste tu sabiduría. Por eso te arrojé por tierra… Por eso hice salir de ti un fuego que te devorara.” (Ezequiel 28:12-19)
Subiendo a los cielos, arrojados por tierra
29 octubre, 2021
2 Lectura mínima
“Los motivos del diablo quedaron consignados en la Biblia para que nosotros no repitamos a menor escala su nefasta historia”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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