En el marco de la fe en el evangelio, sanidad y salvación pueden muy bien ser parte del mismo paquete. Sin embargo, las dos no tienen el mismo peso ni están igualmente garantizadas por Dios en la persona de Cristo. La sanidad es contingente, pues Dios puede concederla o no de manera soberana sin tener que dar explicaciones al respecto, mientras que la salvación es completamente segura si cumplimos las condiciones establecidas para recibirla, que no son otras que el arrepentimiento y la humilde confesión mediante la fe rendida en Cristo en virtud de sus méritos en la cruz y su posterior resurrección, como logró felizmente entenderlo el leproso que regresó a expresarle agradecido sus alabanzas a Cristo por su sanidad milagrosa, obteniendo así también y contra todo pronóstico la salvación por la fe: “Un día, siguiendo su viaje a Jerusalén, Jesús pasaba por Samaria y Galilea. Cuando estaba por entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres enfermos de lepra. Como se habían quedado a cierta distancia, gritaron: -¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros! Al verlos, les dijo: -Vayan a presentarse a los sacerdotes. Resultó que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, al verse ya sano, regresó alabando a Dios a grandes voces. Cayó rostro en tierra a los pies de Jesús y le dio las gracias, no obstante que era samaritano. -¿Acaso no quedaron limpios los diez? -preguntó Jesús-. ¿Dónde están los otros nueve? ¿No hubo ninguno que regresara a dar gloria a Dios, excepto este extranjero? Levántate y vete -le dijo al hombre-; tu fe te ha sanado” (Lucas 17:11-19)
Salvación y sanidad
15 junio, 2022
2 Lectura mínima
“En Cristo salvar y sanar van de la mano. Y aunque la sanidad no siempre esté garantizada la salvación si lo está por la fe en Él”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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