El verbo “redimir” es traducción de las palabras griegas: agorazo, exagorazo y lutroo, que significan, en su orden: la primera, comprar en el mercado de esclavos. La segunda, sacar del mercado de esclavos. Y la tercera, dejar en libertad. La redención que Cristo llevó a cabo tiene, pues, que ver con los tres. Él pagó con su vida el precio para redimirnos, comprándonos en el mercado de quienes nos encontramos como esclavos del pecado, sacándonos de manera definitiva de circulación de este mercado y dejándonos finalmente en libertad. Pero sólo quienes reconocen y lamentan su condición de esclavos del pecado en este mundo, pueden apreciar lo hecho por Cristo a su favor y acogerse a sus beneficios mediante la fe, el arrepentimiento y la confesión. Los demás siguen engañados, creyendo ser libres sin serlo, hasta que las circunstancias de la vida los llevan a un estado tal en el que tienen que abrir los ojos y reconocer su condición, a semejanza de Gómer, la esposa adúltera del profeta Oseas que, como consecuencia de sus múltiples infidelidades, terminó vendida como esclava en el ágora o plaza pública de Samaria, sólo para ver, conmovida, como su traicionado esposo acudía allí para comprarla y restaurarla a su antigua condición, como lo hizo Cristo con nosotros al redimirnos: “Me habló una vez más el Señor, y me dijo: «Ve y ama a esa mujer adúltera, que es amante de otro. Ámala como ama el Señor a los israelitas, aunque se hayan vuelto a dioses ajenos… Compré entonces a esa mujer…y le dije: «Vas a vivir conmigo mucho tiempo, pero sin prostituirte…” (Oseas 3:1-3)
Redención, la verdadera libertad
16 noviembre, 2021
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“Contra toda lógica Cristo nos compra al precio de su Sangre en el mercado de los esclavos del pecado que reconocen su condición”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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