Infinitud es un atributo divino que significa que Dios no tiene límites. Pero nosotros sus criaturas si los tenemos, y si bien es cierto que Dios en su Palabra nos revela el gran potencial que los seres humanos tenemos en virtud de su imagen y semejanza plasmada en todos y cada uno de nosotros en el momento de crearnos, eso no significa que en ejercicio de este potencial podamos traspasar las fronteras que como seres humanos debemos de cualquier modo aceptar y respetar. Así, por mucho que de la mano de Dios y una vez redimidos de nuestra condición caída que restringe, disminuye y estropea drásticamente nuestro potencial para el bien, podamos superar un buen número de las limitaciones que nos impedían fructificar como Dios desea que lo hagamos; no podremos nunca traspasar las fronteras por Él establecidas para los seres humanos. No tener esto en cuenta da lugar a falsas y engañosas presunciones que a su vez nos conducen a ceder a la vieja tentación de pretender ser dioses, igualándonos al único Dios vivo y verdadero, como la serpiente antigua se lo insinuó a nuestros primeros padres Adán y Eva para inducirlos a la desobediencia. Por eso, por mucho que la fe en Cristo y la obediencia a Su Palabra por parte del creyente maduro genere oportunidades antes inexistentes para que nos superemos y fructifiquemos provechosamente en Sus caminos ensanchando nuestro horizonte vital, no podemos olvidar que: “Los días del hombre ya están determinados; tú has decretado los meses de su vida; le has puesto límites que no puede rebasar” (Job 14:5)
Reconociendo nuestros límites
3 marzo, 2021
2 Lectura mínima
“Dios nos invita a ensanchar de su mano nuestro horizonte, pero advirtiéndonos que existen fronteras que no podremos traspasar”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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