Los sentimientos no son necesariamente malos ni contrarios a la razón y a través de ellos podemos también aprender lecciones valiosas. En especial si no dominamos las exigentes disciplinas de investigación y análisis propias de la ciencia, la filosofía y la teología. Los sentimientos y emociones son recursos de aprendizaje que dan lugar a lo que conocemos como “sentido común”. El mismo sentido común que la Biblia da por sentado. En efecto, los sentimientos que experimentamos como resultado de lo que vivimos constituyen en muchos casos una respuesta adecuada a nuestras circunstancias que nos brindan lecciones sobre la forma más conveniente y constructiva de reaccionar a ellas en lo sucesivo. Si así no fuera, sólo los intelectuales podrían adaptarse y relacionarse correctamente con la realidad. Pero Dios nos ha dotado a todos de la posibilidad de sentir y aprender por medio de lo que sentimos, sin que tengamos que desgastarnos en arduos análisis y reflexiones que, por lo general, sólo vienen a confirmar al detalle lo que hemos aprendido previamente por medio de los sentimientos. Si bien la Biblia nos advierte para no guiar nuestra conducta por sentimientos irreflexivos que perviertan los mandamientos divinos, no por eso condena los sentimientos, sino que los incluye y da por descontados cuando nos exhorta a hacer las cosas “con todo el corazón”, conciliando el sentimiento con el pensamiento, como sólo Dios puede hacerlo posible: “Yo te busco con todo el corazón;… Dame entendimiento para seguir tu ley, y la cumpliré de todo corazón” (Salmo 119:10, 34)
Razón, sentimientos y obediencia de corazón
22 mayo, 2021
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“No debemos guiarnos por sentimientos, pero tampoco debemos excluirlos de nuestros razonamientos para obedecer de corazón”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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