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Segmentos

Promesas seguras

“Las promesas de Dios son absolutamente seguras. Y si no se cumplen es debido a que no eran de Dios o a que las malinterpretamos”

Puesto que: “Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice?” (Números 23:19), el hecho de que existan presuntas promesas divinas e incluso porciones bíblicas que anuncian promesas de las que los cristianos se suelen apropiar con ligereza, que no se cumplen finalmente, para su frustración y desconcierto; es un claro indicativo de que no provenían de Dios, sino que fueron un producto de nuestra imaginación delirante o, de ser bíblicas, no estaban dirigidas a nosotros en su formulación original, sino a otras personas o grupos humanos diferentes en un contexto histórico distinto. Por eso, más allá y sin perjuicio del trato personal de cada creyente con Dios, un buen criterio para  determinar si una promesa se aplica a nuestro caso es ver si es una promesa de carácter temporal, es decir para un tiempo o periodo específico de la historia en que nos encontramos; o para la eternidad, pues el cumplimiento de estas últimas está garantizado ciento por ciento para todo creyente auténtico y es en relación con ellas que podemos estar seguros de que: “… Cristo se hizo servidor de los judíos para demostrar la fidelidad de Dios, a fin de confirmar las promesas hechas a los patriarcas” (Romanos 15:8), al punto que: “nos selló como propiedad suya y puso su Espíritu en nuestro corazón, como garantía de sus promesas” (2 Corintios 1:22). En cuanto a las primeras, las promesas temporales, debemos, entonces, ser muy cuidadosos para no interpretarlas de manera equivocada sufriendo dolorosos desengaños al respecto.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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