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No más extraño ni extranjero

“En la cruz murió el Dios al que sólo Israel tenía difícil acceso para que resucite el Dios al que todos tenemos libre acceso”

Una de las limitaciones que el Señor Jesucristo tuvo que asumir durante su ministerio público de poco más de tres años fue el hecho de que, en sus propias palabras “−No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel…” (Mateo 15:24). En efecto, Él era el mesías de Israel anunciado a lo largo y ancho del Antiguo Testamento y en su primera venida nosotros, los pueblos paganos que no formamos parte de Israel, nos veíamos frustrados, pues no podíamos beneficiarnos de las bendiciones que Cristo –siempre obediente a las restricciones acordadas para su ministerio− vino a traer al mundo, de las cuales únicamente su pueblo era por lo pronto beneficiario. Pero es gracias a la resurrección que todas estas restricciones temporales quedan sin efecto y nosotros los pueblos gentiles o paganos tenemos desde entonces y hasta ahora acceso sin reservas a Dios y podemos pasar a formar parte de su pueblo, pues en la resurrección Dios nos recuerda que Él hizo provisión para la salvación y bendición de todos los pueblos de la Tierra y que ya no tenemos que mirarlo de lejos, como lo señala el apóstol Pablo: “recuerden que en ese entonces ustedes estaban separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, a ustedes que antes estaban lejos, Dios los ha acercado mediante la sangre de Cristo” (Efesios 2:12-13), ratificándolo con estas palabras: “Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios” (Efesios 2:19)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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