Si existe un rasgo que caracteriza lo milagroso es su carácter extraordinario. Por eso los milagros en la iglesia, con todo y ser una posibilidad siempre abierta en el marco de la fe cristiana, no pueden nunca llegar a ser el pan de todos los días, como lo pretenden un buen número de iglesias pentecostales en la actualidad. Porque el milagro deja de ser tal si se convierte en algo cotidiano. Por eso, sin perjuicio del hecho de que Dios pueda hoy, de manera soberana, seguir haciendo milagros mediados eventualmente a través de los creyentes, lo cierto es que la taumaturgia o facultad de hacer milagros ha degenerado en milagrerismo en el seno de muchas iglesias de marcado corte pentecostal, que hacen un despliegue sistemático y ostentoso de “milagros a la carta” mediante puestas en escena tipo espectáculo por medio de las cuales pretenden divulgar el evangelio de una manera más eficaz. Ya lo dijo Martín Lutero con todo el peso de la lógica de su lado: “Dios no hará milagro alguno, mientras el asunto pueda resolverse mediante otros bienes otorgados por él”. Por su parte, el científico y creyente en Cristo, Francis Collins, quien dirigió el proyecto para la decodificación del genoma humano, sostiene que: “La única cosa que matará la posibilidad de los milagros más rápidamente que un materialista convencido es asignar el estado de milagro a hechos cotidianos para los que ya existe una explicación natural”. Algo que todos los cristianos deberíamos tener en cuenta al suscribir de manera indiscriminada lo dicho por el evangelista: “Porque para Dios no hay nada imposible” (Lucas 1:37)
Milagros extraordinarios
3 mayo, 2022
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“Los milagros son una posibilidad abierta a la fe, pero sin llegar a ser algo cotidiano pues perderían su carácter extraordinario”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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