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Más bien denúncienlas

“Si existe un tiempo para hablar es cuando estamos frente al mal para denunciarlo pues aquí si es cierto que el que calla otorga”

Una de las responsabilidades más difíciles y en gran medida ingratas que recaen sobre la conciencia y los deberes del cristiano es la de reprender las conductas que necesiten ser reprendidas y denunciadas a la luz de la moral bíblica. No basta, entonces, para el cristiano estar atento para adoptar salvaguardas que lo mantengan lejos de estas conductas en sus costumbres y en su práctica vital, marginándose de los ambientes y contextos que las fomentan y poniendo también una prudente distancia de quienes las llevan a cabo de manera habitual, sino que debe denunciarlas, sobre todo en los casos en que se encuentre siendo testigo de ellas en la vida de las personas de sus afectos que más le importan, aun a riesgo de desentonar e ir en contravía con prácticas consideradas “normales” por el pensamiento secular y fastidiar inevitablemente a los oyentes, pues la naturaleza humana se resiste a las reprensiones y no suele aceptarlas ni agradecerlas a las primeras de cambio sino, en el mejor de los casos, luego de haber reflexionado con cabeza fría alrededor de ellas y haberlas decantado como es debido. Pero aún en el caso de que no sean apreciadas, la obligación del cristiano es dejar constancia de su desaprobación hacia prácticas toleradas y aceptadas por el mundo en la medida en que el evangelio las condene, pues de no hacerlo para no salir de nuestra zona de comodidad, podemos estar otorgándoles con nuestro silencio una tácita aprobación. La instrucción del apóstol está, pues, justificada: “No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas” (Efesios 5:11)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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