Ya hemos señalado en otro segmento que un atajo es con frecuencia el camino más corto para llegar a un lugar al que en verdad no deseábamos ir, de donde los atajos se convierten muchas veces en caminos claramente equivocados para satisfacer nuestras necesidades. Y es que Dios nos creó con necesidades legítimas para cuya satisfacción también proveyó todo lo que necesitamos para suplirlas. Pero al mismo tiempo estableció a través de sus mandamientos la manera, el camino correcto, o el conducto regular para poder satisfacerlas sin tener que asumir indeseables y dolorosos efectos colaterales en el proceso que nos cobran muy caro el intento de satisfacer nuestras necesidades por medios no autorizados. De hecho, como lo dijo el teólogo R. C. Sproul: “Los siete pecados capitales no son sino siete aspiraciones creadas que se han pervertido… La autoestima se corrompe y se convierte en orgullo; la búsqueda del bienestar material cruza el límite y llega a ser codicia; la necesidad de intimidad personal degenera en lujuria; el dolor se convierte en ira y el hambre en glotonería. La admiración y el honor son manchados por la envidia y nuestra necesidad de descanso se rinde a la pereza”. Por todo esto lo mejor es satisfacer nuestras necesidades legítimas mediante la obediencia a los mandamientos de Dios, como lo recuerda Nehemías: “Les advertiste que volvieran a tu ley, pero ellos actuaron con soberbia y no obedecieron tus mandamientos. Pecaron contra tus normas, que dan vida a quien las obedece. En su rebeldía, te rechazaron; fueron tercos y no quisieron escuchar” (Nehemías 9:29)
Mandamientos protectores
23 febrero, 2021
2 Lectura mínima
“Los mandamientos de Dios buscan protegernos de las consecuencias de satisfacer nuestras necesidades por caminos equivocados”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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