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Los rasgos del anticristo en la iglesia

“A veces los cristianos son inadvertidos anticristos al no predicar a Cristo correctamente ni vivir de manera acorde con su fe”

La aureola escatológica que rodea la expresión “anticristo” para aludir al gobernante mundial superlativamente carismático, sombrío y perverso que llegará a ser al final de los tiempos el compendio y el epítome de la oposición a Dios y a Su Hijo Jesucristo, nos puede hacer olvidar que, para el apóstol Juan, que es quien acuñó este término en la Biblia, el anticristo ya estaba operando en la iglesia de su tiempo y ha seguido operando en ella a lo largo de la historia. De las cuatro únicas menciones que Juan hace del anticristo podemos deducir lo siguiente: En primer lugar, que los anticristos surgen dentro de la misma iglesia como parte de la mala hierba que Jesucristo anunció que se encontraría siempre en ella, pero que suelen salir de la iglesia como evidencia de que no eran, en realidad, parte de ella (1 Juan 2:18-19). En segundo lugar, que el anticristo es quien niega la divinidad simultánea del Padre y del Hijo y la condición mesiánica de Jesús de Nazaret (1 Juan 2:22). Y por último, con especialidad, que el anticristo niega también la naturaleza plenamente humana asumida por el Verbo o Hijo de Dios al encarnarse en la persona de Jesús de Nazaret (1 Juan 4:2-3), reiterado de este modo concluyente: “Es que han salido por el mundo muchos engañadores que no reconocen que Jesucristo ha venido en cuerpo humano. El que así actúa es el engañador y el anticristo. Cuídense de no echar a perder el fruto de nuestro trabajo; procuren… recibir la recompensa completa. Todo el que se descarría y no permanece en la enseñanza de Cristo, no tiene a Dios; el que permanece en la enseñanza sí tiene al Padre y al Hijo” (2 Juan 1:7-9)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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