Es bien sabido que, desde sus inicios, la iglesia estuvo constituida mayoritariamente por personas sencillas y sin especial formación ni prestigio, tales como los pescadores de Galilea y similares. Lo que es menos conocido es que, también desde sus comienzos, la iglesia contó entre sus filas con un minoritario grupo de personas de renombre y con destacada formación, como Nicodemo, José de Arimatea, el médico y evangelista Lucas, el personaje de nombre Teófilo a quien este último dedicó el evangelio que lleva su nombre y el libro de los Hechos de los Apóstoles, y el apóstol Pablo, entre otros. Sin embargo, dado su carácter de minoría o de excepción, el mismo Pablo se refiere a esto dirigiéndose a los corintios con estas palabras: “Hermanos, consideren su propio llamamiento: No muchos de ustedes son sabios, según criterios meramente humanos; ni son muchos los poderosos ni muchos los de noble cuna” (1 Corintios 1:26). Sin embargo, esto no fue algo accidental, contingente, ni indiferente, sino que fue algo providencial y calculado en los planes de Dios, como sigue revelándolo el apóstol: “Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es” (1 Corintios 1:27-28). Así, pues, cualquier logro que la iglesia alcance en este mundo, comenzando por el poder de convicción desplegado por la predicación del evangelio, es antes que nada un logro divino, pues Dios escogió a gente del común precisamente para que: “… en su presencia nadie pueda jactarse” (1 Corintios 1:29).
Lo débil para avergonzar a los poderosos
4 febrero, 2023
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“En contra de las conspiraciones de los poderosos del mundo Dios opone la sutil y eficaz conspiración de lo ‘insignificante’”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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