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Las zorras pequeñas

“Son justamente las ‘pequeñeces’ a las que no les prestamos atención las que al final terminan echando a perder todo en la vida”

Uno de los engaños que hacen presa de creyentes y no creyentes por igual, son las racionalizaciones que llevamos a cabo para justificar nuestros defectos de carácter y las correspondientes prácticas a las que éstos dan lugar. Prácticas que trivializamos y llegamos a considerar inofensivas y a defenderlas incluso como “nuestro derecho”, en abierta contravía con lo declarado en la Biblia al respecto, afirmando poder mantenerlas bajo control, restringidas a nuestro ámbito privado de modo que no perjudiquen a nadie. Este tipo de racionalizaciones son las que se encuentran detrás de la dinámica de las adicciones de todo tipo, ya sea al alcohol, a las drogas, al juego, al sexo, a la pornografía, a internet, etc., por lo menos en sus etapas iniciales, aunque con frecuencia el engaño es tal que se siguen esgrimiendo cuando el problema ha avanzado bastante y ya es imposible ocultarlo, saliendo a la luz no sólo en perjuicio del adicto, sino de sus seres queridos y la sociedad en general. Y aunque, por razones obvias, no se deba tomar literalmente la instrucción del Señor en el sentido de sacarnos los ojos o cortar nuestra mano o nuestro pie si son ellos los que nos hacen pecar; esto significa sin embargo que debemos tomar medidas drásticas para combatir los pecados a los que tengamos especial inclinación. Y una de las más efectivas es identificarlo en sus comienzos y reconocerlo como tal sin racionalizarlo ni justificarlo de ningún modo, como nos insta Dios a hacerlo: “Atrapen a las zorras, a esas zorras pequeñas que arruinan nuestros viñedos, nuestros viñedos en flor” (Cantares 2:15)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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