Al amparo del comentado pasaje del Éxodo en el cual Dios advierte que: “… Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación” (Éxodo 20:5); los judíos llegaron a eludir su responsabilidad personal culpando a sus padres y a sus ancestros, no sólo de las consecuencias que sus pecados trajeron sobre sus propias vidas, sino incluso de la repetición por su parte de las mismas conductas pecaminosas de sus ancestros, ya sea por el mal ejemplo que recibieron de ellos, o por inclinaciones y tendencias de comportamiento heredadas de ellos, posando así de víctimas, sin reconocer sus culpas. En este propósito acuñaron un refrán para justificar su conducta y eludir su responsabilidad personal por ella. Un refrán que decía: “Los padres comieron uvas agrias, y a los hijos se les destemplaron los dientes”. Pero Dios, a través del profeta, impugnó este refrán engañoso: “El Señor me dirigió la palabra: «¿A qué viene tanta repetición de este proverbio tan conocido en Israel: “Los padres comieron uvas agrias, y a los hijos se les destemplaron los dientes?” Yo, el Señor omnipotente, juro por mí mismo que jamás se volverá a repetir este proverbio en Israel” (Ezequiel 18:1-3), estableciendo y confirmando sin lugar a dudas la responsabilidad individual que tenemos ante Dios que nos obliga a asumir únicamente nuestras culpas personales y nada más: “Todo el que peque, merece la muerte, pero ningún hijo cargará con la culpa de su padre, ni ningún padre con la del hijo: al justo se le pagará con justicia y al malvado se le pagará con maldad” (Ezequiel 18:20)
Las uvas agrias
27 octubre, 2021
2 Lectura mínima
“Aunque los hijos si deben vivir con las consecuencias del pecado de sus padres, no por eso tienen que cargar con sus culpas”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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