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Las críticas del mundo a la iglesia

“Si la iglesia no se examina y corrige a sí misma, los inconversos lo harán entonces providencialmente y de manera dolorosa”

Volviendo con la necesidad de la autocrítica por parte de la iglesia que nos obliga a veces a hacer de abogados del diablo en contra de nosotros mismos y a examinarnos tomando en consideración con seriedad los señalamientos incisivos y en ocasiones mordaces, corrosivos y hasta calumniosos que el mundo le endosa al cristianismo, pero que en realidad son señalamientos dirigidos a la iglesia; es oportuno recordar que el mismo hecho de que la iglesia sea un blanco predilecto de las críticas de los no creyentes ya es un argumento a favor del cristianismo, pues la razón de fondo de esas críticas es que el mundo sabe que los creyentes tienen una responsabilidad moral mucho mayor que quienes no lo son, en razón de la conducta que el cristianismo demanda y espera de quienes lo profesan. Y debido a ello le exige a la iglesia mucho más de lo que se exige a sí mismo. Así, de manera paradójica y a todas luces sesgada, el mundo no tiene, sin embargo, ningún reparo en señalar la paja en el ojo de la iglesia, al tiempo que le tiene sin cuidado la viga que hay en su propio ojo. Sea como fuere y a pesar del carácter desigual de esta crítica y la laxitud del mundo en relación consigo mismo al respecto, sus señalamientos hacia la iglesia pueden ser providenciales, si tenemos en cuenta que el apóstol Pedro dijo que: “… es tiempo de que el juicio comience por la familia de Dios” (1 Pedro 4:17), y que todo este cuadro puede muy bien ser el cumplimiento de lo anunciado por Dios desde el Antiguo Testamento, y reiterado en el Nuevo: “… «Yo haré que ustedes sientan envidia de los que no son nación; voy a irritarlos con una nación insensata.»” (Romanos 10:19)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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