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Segmentos

La unión con Dios

“Sólo Dios puede llevar a cabo una unión tal con el creyente que éste último no se vea anulado ni pierde su individualidad en Él”

Las religiones de la interioridad del Lejano Oriente como el brahamanismo, el hinduismo y el budismo, en sus versiones más místicas promueven una unión con el Todo o Brahmán al que la Nueva Era designa como “la conciencia universal” y en cuya unión el individuo o atman se sumerge, perdiendo sus rasgos individuales para ser absorbido por el Todo; algo que, en honor a la verdad no parece muy deseable, por lo menos en las sociedades occidentales, mucho menos dispuestas que las más gregarias sociedades orientales a sacrificar sus libertades en aras del orden institucional y del presunto bien común tal y como lo conciben sus gobernantes. Porque es innegable que, a pesar de todos los aspectos contradictorios y autodestructivos de nuestra particular y única personalidad; “liberarnos” de nuestra condición de individuos no deja de ser una pérdida, pues la condición de personas conscientes de sí mismas y con capacidad de deliberar, decidir y responsabilizarnos por nuestros actos que todos y cada uno de los seres humanos poseemos en mayor o menor grado, es de lejos la mayor riqueza y privilegio de los que disfrutamos los hombres como resultado de la imagen y semejanza divinas plasmadas por Dios en cada uno de nosotros. Por eso la unión del creyente con Dios en Cristo: “Pero el que se une al Señor se hace uno con él en espíritu” (1 Corintios 6:17), es de tales características que en ella no hay que sacrificar la individualidad única y personal que nos identifica, sino que, por el contrario, llegamos a ser con toda propiedad y en íntima unidad con Dios, los individuos con nombre propio que estábamos llamados a ser

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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