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La raíz amarga

“Los conflictos del pasado no resueltos satisfactoriamente pueden generar en el afectado y su entorno una destructiva amargura”

El diccionario define la amargura como ese indeseable y nada placentero sentimiento de frustración, resentimiento y tristeza, especialmente por haber sufrido una desilusión o una injusticia. La Biblia advierte contra ella de este modo: “Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos” (Hebreos 12:15). La raíz amarga o de amargura a la que se refiere este pasaje es, pues, la que surge por el alejamiento de Dios a causa de la resistencia a resolver los conflictos mediante los recursos que el evangelio provee, al requerir de nosotros y al otorgarnos simultáneamente la capacidad de perdonar y dejar el pasado atrás. De no surtir este recurso con prontitud, estos cabos sueltos de nuestro pasado engendran esta raíz en el interior del afectado que, con el paso del tiempo, crece hasta dar paso a un malsano y contagioso resentimiento permanente que ensombrece su vida y la de quienes lo rodean, convirtiendo a la persona afectada en un foco de contaminación que daña la atmósfera y el ambiente a su alrededor con su mala actitud y sus posturas y pronunciamientos constantemente quejumbrosos, cínicos y críticos de todo y de todos, amenazando de paso con extender esta nada provechosa actitud a otros a su alrededor. Así entendida, se comprende que la amargura sea un obstáculo para alcanzar la gracia de Dios, pues si bien la gracia en principio es, como su nombre lo indica, gratuita y no condicionada a méritos de nuestra parte, a la postre requiere que nosotros también perdonemos para poder ser a su vez perdonados

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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