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La presencia de Dios con nosotros

“No es el dinero, las comodidades o los placeres fugaces los que brindan alegría y dicha, sino la presencia de Dios con nosotros”

La persona de fe no reniega ni desestima los bienes materiales, las comodidades ni los placeres legítimos que podemos obtener y disfrutar en esta vida, agradeciéndolos a Dios, de Quien proceden y a Quien debemos atribuirlos de manera invariable como resultado del ejercicio de su bondad, gracia y generosidad para con nosotros, como parte de las bendiciones que Él nos promete y otorga con fidelidad. Sin embargo y al mismo tiempo, el creyente maduro no se apega a estas cosas pues tiene presente que todo esto es algo contingente, es decir que se puede tener hoy pero mañana no y que lo verdaderamente importante en todo este cuadro es contar con la presencia del Dios Uno y Trino con nosotros y la consecuente y siempre deseable y enriquecedora comunión que podemos disfrutar con el Padre gracias a la mediación de su Hijo Jesucristo y su obra consumada en la cruz, por la acción permanente del Espíritu Santo en nosotros. Ese es el meollo de la vida cristiana alrededor de lo cual gira todo lo demás, de modo tal que disfrutar de bienes, comodidades y sanos placeres sin la presencia de Dios con nosotros es conformarnos con muy poco, sin mencionar su carácter necesariamente incierto, por contraste con la segura, permanente y siempre estimulante, esperanzadora y consoladora presencia de Dios con sus hijos, lo que nos lleva a exclamar y a anunciar sin reservas junto con el salmista: “Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha” (Salmo 16:11)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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