Volviendo con lo que se conoce en teología como la “voluntad permisiva” de Dios para referirse a aquellas prácticas que Dios desaprueba y le desagradan por parte del hombre, pero que tolera o permite temporalmente por estar muy arraigadas en la cultura del momento; encontramos entre ellas, además de la esclavitud, el divorcio, y la monarquía, también la poligamia practicada por los reyes y patriarcas de la antigüedad. En vista de la aceptación social que alcanzó en la época como una costumbre que no era mal vista, y que les permitía a los reyes aumentar la probabilidad de tener descendientes capaces que aseguraran la permanencia de su dinastía en el poder, Dios no la condenó expresamente. Pero como lo dejó en claro el Señor Jesucristo, al igual que el divorcio, la poligamia nunca fue parte de Su voluntad perfecta: “ꟷ¿No han leído ꟷrespondió Jesúsꟷ que en el principio el Creador ‘los creó hombre y mujer’ y dijo: ‘Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y los dos llegarán a ser uno solo’? Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre… ꟷMoisés les permitió a ustedes divorciarse de sus esposas por lo obstinados que son ꟷrespondió Jesúsꟷ. Pero no fue así desde el principio” (Mateo 19:4-8). Pero Dios ya había manifestado su tácita desaprobación a ella interviniendo para aliviar las injusticias y equilibrar las cargas a las que su práctica terminó dando lugar entre patriarcas y reyes: “Cuando el Señor vio que Lea no era amada, le concedió hijos. Mientras tanto, Raquel permaneció estéril” (Génesis 29:31)
La poligamia
“La poligamia fue tolerada por Dios en la antigüedad, pero nunca contó con su aprobación irrestricta, pues nunca fue parte de su plan original”
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