Dios no se nos revela de manera plena debido, entre otros, a que no desea que nuestra adhesión a Él sea obligada, de modo que no tengamos opción; sino que sea voluntaria, caracterizada por la fe y la confianza en Él y en la luz suficiente que nos brinda para hacer posible y razonable la decisión de fe. En su propósito de darse a conocer Dios tiene en cuenta ante todo nuestra propia disposición en relación con Él. Así, pues, para los que están dispuestos, hay suficiente luz para iluminarlos. Pero al mismo tiempo, para los que no lo están, hay suficiente oscuridad para cegarlos, pero no para excusarlos. Dicho de otro modo, Dios se nos revela lo estrictamente necesario como para no imponerse sobre nuestra voluntad, pero también lo suficiente como para dejarnos a todos sin excusa si decidimos rechazarlo y no darle el lugar que le corresponde en nuestra vida. Al fin y al cabo, para el que no está dispuesto nada será suficiente, ya que cuando se es todopoderoso, siempre habrá quien exija una demostración adicional, como los judíos que requerían de Cristo cada vez más señales sobrenaturales que ratificaran su identidad, como si no hubiera hecho ya más que suficientes. Y la respuesta de Cristo sigue siendo la misma para quienes demandan hoy de Él señales sobrenaturales como presunta condición para creer en Él: “Algunos de los fariseos y de los maestros de la ley le dijeron: -Maestro, queremos ver alguna señal milagrosa de parte tuya. Jesús les contestó: -¡Esta generación malvada y adúltera pide una señal milagrosa! Pero no se le dará más señal que la del profeta Jonás” (Mateo 12:38-39)
La petición de señales
16 febrero, 2022
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“Para el que no está dispuesto nada de lo que Dios haga será nunca suficiente ya que siempre querrá una demostración adicional”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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