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Segmentos

La obligación de examinar

“La libertad de examen y de conciencia no es tan sólo un derecho que ejercemos los cristianos, sino una orden que obedecemos”

En relación con la varias veces expuesta y comentada libertad de examen y de conciencia a la que somos llamados en el evangelio, es necesario añadir que, si bien ésta ha sido presentada habitualmente como un derecho que podemos exigir y ejercer, la Biblia va más lejos y llega a presentarla como un deber que nos obliga en obediencia a la instrucción que se nos dirige con estas palabras “sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21). Ahora bien, este examen generalizado que se nos ordena llevar a cabo con todo aquello que pueda llegar a influir en nuestra visión de las cosas y nuestra conducta consecuente, debe ejercerse en primera instancia, como lo dice Pablo un versículo antes, con las profecías: “no desprecien las profecías” (1 Tesalonicenses 5:20). En contextos pentecostales, esto suele circunscribirse a los mensajes verbales que reclaman provenir de Dios pronunciados en los servicios y reuniones de adoración de la iglesia, acerca de los cuales el apóstol da, ciertamente, la siguiente instrucción: “En cuanto a los profetas, que hablen dos o tres, y que los demás examinen con cuidado lo dicho… el don de profecía está bajo el control de los profetas, porque Dios no es un Dios de desorden sino de paz” (1 Corintios 14:29, 32-33). Pero en contextos no pentecostales, esto involucra antes que nada el estudio y examen diligente de todas las Escrituras, es decir: “la ley y los profetas”, por lo que ningún cristiano está exento de obedecer de éste o ambos modos la instrucción bíblica en cuestión, dando así cumplimiento al mandato previo de no apagar el Espíritu (v. 19)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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