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La maldad humana

“Más que intentar explicar e incluso justificar la maldad humana, lo que deberíamos hacer es confesarla y arrepentirnos de ella”

Las ciencias humanas, con la psicología y la sociología a la cabeza, se han dado a la tarea de identificar, comprender y explicar las causas de la maldad humana, al punto que por momentos dan la impresión de haberlas comprendido cabalmente, acudiendo a la descripción minuciosa y sistemática de la manera en que la crianza, los diferentes contextos sociales particulares en que nos hemos desenvuelto y la genética influyen sobre nosotros de manera tan determinante, que nos condicionan presuntamente para que obremos mal, haciendo de los malvados víctimas de las circunstancias, eximiéndolos de sus culpas y responsabilidades al grado de terminar justificando la maldad de manera inadvertida y aun sin proponérselo del todo. Pero a la luz de la Biblia y sin perjuicio de la utilidad que la comprensión de todo esto pueda brindarnos para tratar con la maldad de una manera más documentada, provechosa y eficaz en el marco de la pastoral cristiana; los aspectos más decisivos y determinantes que dan razón de la maldad humana siempre escaparán al dominio de la ciencia y tienen que ver fundamentalmente con nuestra condición caída revelada en las Escrituras que nos hace en último término culpables y responsables de nuestras maldades, de modo que nunca podremos resolverlas de manera satisfactoria sin incluir en su tratamiento, como elemento central, el arrepentimiento y la confesión por los que asumimos nuestra responsabilidad personal en el proceso: “Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que vengan tiempos de descanso de parte del Señor…” (Hechos 3:19)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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