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La inconveniencia del yugo desigual

“El matrimonio ilustra de tal modo la relación madura de Dios con su pueblo que para un creyente casarse con un pagano es una amenaza para la fe”

Los matrimonios mixtos en el Antiguo Testamento, es decir aquellos contraídos entre un judío y una pagana, siempre fueron de muy mal recibo por parte de Dios, quien no dejó de pronunciar Su condenación sobre ellos. Una condenación que nunca fue arbitraria ni gratuita, pues como lo advirtió Dios, estos matrimonios terminaron desviando más temprano que tarde las lealtades exclusivas de los judíos hacia Dios, para llevarlos a dirigirlas hacia los ídolos y las prácticas religiosas cuestionables y prohibidas de los pueblos paganos de los que procedían sus esposas, pervirtiendo así la fe del pueblo escogido de maneras tan ofensivas que les acarrearon en su momento el juicio y la destrucción divinas. Este fue, de hecho, un motivo más de preocupación de Isaac y Rebeca respecto de su profano, impulsivo y religiosamente despreocupado hijo Esaú, de quien leemos que: “Esaú se casó con mujeres cananeas: con Ada, hija de Elón el hitita; con Aholibama, hija de Aná y nieta de Zibeón el heveo; y con Basemat, hija de Ismael y hermana de Nebayot” (Génesis 36:2-3), incurriendo así en una poligamia llevada a cabo en lo que el Nuevo Testamento designa ya como un “yugo desigual”, pues al no compartir ambos cónyuges las mismas creencias y cosmovisiones, sus sistemas de valores serán diferentes y las prácticas de ellos derivadas también lo serán, siendo una fuente de conflicto y de dolor para todo efecto práctico y al final, o echará a perder la relación por causa de los insostenibles desacuerdos entre ellos, o llevará al creyente a tener que ceder y traicionar sus convicciones al respecto

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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