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La humildad de Cristo

“Lo que más sorprende y conmueve de Jesucristo no es su justicia y su misericordia, sino su humildad teniendo en cuenta Quien es"

Ya es una humillación enorme para Dios como Creador de todo lo que existe rebajarse a la condición de criatura, como lo hizo al encarnarse como hombre en la persona de Cristo. Pero lo que sorprende aún más es que al hacerlo se haya encarnado en una condición tan humilde como la que caracterizó el paso de Cristo por el mundo, desde su nacimiento en un pesebre y en una familia del común como la de José y María, que si bien tenían sangre real al descender de manera directa del rey David, no tenían grandes privilegios materiales ni ostentaban posiciones sobresalientes, siendo como fueron José, su padre, y el propio Señor Jesucristo, carpinteros de oficio y profesión. La humildad de Cristo es, pues, proverbial e insuperable, pues no sólo implicó no aferrarse a su condición divina, sino ni siquiera reclamar para sí la más exaltada condición humana que le hubiera correspondido en plena e indiscutida justicia al introducirse en la historia y hacerse hombre por nosotros. Así, pues, más que la perfecta rectitud o justicia que lo caracterizó, o la gran misericordia que manifestó hacia todos y en especial hacia sus seguidores y discípulos, lo que más desconcierta y conmueve de Él es su humildad en vista de su bien establecida identidad divina. Humildad a la que ya el profeta Zacarías se refirió con siglos de anticipación al describir de manera visionaria su entrada a Jerusalén el domingo de ramos: “¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, salvador y humilde. Viene montado en un asno, en un pollino, cría de asna” (Zacarías 9:9)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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