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La fe agradecida

“Sin fe la sanidad no servirá al final ni de consuelo, mientras que para el de fe agradecida aún la enfermedad será anecdótica”

La fe tiene consecuencias eternas. La sanidad únicamente consecuencias temporales. La fe nos concede la salvación y la vida eterna. La sanidad tan sólo un mejoramiento temporal de la salud y de la calidad de vida antes de que los deterioros de la vejez finalmente nos pasen la inevitable y definitiva cuenta de cobro que no es otra que la muerte física. Algo que el único leproso sanado por el Señor que volvió a expresarle su gratitud y su fe –para más señas un samaritano− pudo confirmar de manera personal, por contraste con los otros nueve que obtuvieron tan sólo la sanidad, pero cuya ingratitud no les alcanzó para ejercer la fe salvadora. Porque la sanidad es algo contingente; un valor agregado a la salvación, que es nuestra necesidad más fundamental, garantizada por el Señor en el evangelio: “Un día, siguiendo su viaje a Jerusalén, Jesús pasaba por Samaria y Galilea. Cuando estaba por entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres enfermos de lepra. Como se habían quedado a cierta distancia, gritaron: -¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros! Al verlos, les dijo: -Vayan a presentarse a los sacerdotes. Resultó que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, al verse ya sano, regresó alabando a Dios a grandes voces. Cayó rostro en tierra a los pies de Jesús y le dio las gracias, no obstante que era samaritano. -¿Acaso no quedaron limpios los diez? -preguntó Jesús-. ¿Dónde están los otros nueve? ¿No hubo ninguno que regresara a dar gloria a Dios, excepto este extranjero? Levántate y vete -le dijo al hombre-; tu fe te ha sanado” (Lucas 17:11-19)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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