Las copas tenían en la antigüedad diversos usos y significados. Aparte del uso material habitual que se le daba en distintas circunstancias prácticas cotidianas, esta palabra también adquiere un significado figurado para designar el juicio o la bendición de Dios. En conexión con lo primero, en el Antiguo Testamento leemos: “En las manos del Señor hay una copa de espumante vino mezclado con especias; cuando él lo derrame, todos los impíos de la tierra habrán de beberlo hasta las heces” (Salmo 75:8), siendo las siete copas del Apocalipsis la expresión superlativa de este simbolismo. Pero también la encontramos como símbolo de gozo, provisión y abundancia en el marco de la misericordia y la salvación de Dios: “¿Cómo puedo pagarle al Señor por tanta bondad que me ha mostrado? ¡Tan solo brindando con la copa de salvación e invocando el nombre del Señor!” (Salmo 116:13-14) y de manera especial en el salmo 23 cuando dice: “Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar” (Salmo 23:5). En el Nuevo Testamento se usa entonces para aludir a la copa utilizada por el Señor Jesús para indicar la nueva alianza en su sangre de modo que cuantos participan de ella se incorporan a Cristo y a su misión y forman juntos un solo cuerpo, la comunidad de vida constituida por la iglesia, que en el caso de Cristo incorporó en ella los aspectos dolorosos propios de su pasión y muerte y los gozosos propios de su resurrección y victoria sobre los poderes del mal de los que la iglesia ya participa
La copa de la salvación
"Las copas poseen en las Escrituras un simbolismo muy interesante y particular que contrasta las bendiciones de Dios con sus juicios disciplinarios”






Deja tu comentario