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La clasificación taxonómica

“Dios delegó en el hombre dar nombre a los seres vivos para que descubriéramos el ‘diseño inteligente’ que hay en todos ellos”.

Evidentemente, la labor de ponerles nombre a las criaturas, tenía como propósito algo más que ejercer el dominio que Dios había delegado en el hombre sobre Su creación. Esta labor tenía también la finalidad de que el hombre pudiera vislumbrar algo de la mente de Dios, de su inteligencia y sabiduría excelsas. Porque es un hecho que el ser humano no pone nombres arbitrarios a las cosas, sino que mediante la observación, procede a clasificarlas y agruparlas hallando en ellas características comunes y con base en éstas asigna nombres adecuados para todas las cosas. Y la capacidad de llevar a cabo clasificaciones es algo propio de seres racionales, por lo que el simple hecho de poder clasificar y nombrar los demás seres con precisión, con arreglo a estas clasificaciones, indica que detrás de los seres y las cosas debe haber una racionalidad superior que los creó conforme a estas clasificaciones que el ser humano puede descubrir, al ponerse en la tarea de darles nombre. La clasificación taxonómica de Carlos Linneo, que es la base todavía vigente de los nombres científicos de los seres vivos, llevó a este naturalista sueco a exclamar, luego de crear esta nomenclatura científica: “He visto pasar de cerca al Dios eterno, infinito, omnisciente y omnipotente, y me he postrado de rodillas en adoración”, al haber llevado a cabo con creciente precisión lo ya hecho por Adán: “Así el hombre fue poniéndoles nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo…” (Génesis 2:20)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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