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La ciencia y la Biblia

"Entre más estudia la ciencia el universo y la naturaleza, más tiene que aceptar que la ciencia termina donde comienza la Biblia".

Cuando la ciencia moderna comenzó a desarrollarse en los siglos XVIII y XIX adquirió tanta confianza en sí misma que se volvió soberbia y autosuficiente y terminó renegando de Dios, de la religión en general y del cristianismo en particular, asumiendo la ideología naturalista que afirma que todos los fenómenos de la naturaleza podían explicarse por referencia a causas que podían descubrirse dentro de la misma naturaleza, haciendo de Dios y de lo sobrenatural algo innecesario y obsoleto. Pero con lo que no contaba es que los descubrimientos alcanzados por ella a lo largo del siglo XX y comienzos del XXI están haciendo de nuevo necesario a Dios, dando cumplimiento a la frase profética pronunciada por el científico y creyente en Dios, Louis Pasteur cuando dijo: “Un poco de ciencia aleja de Dios, mucha ciencia acerca a Dios”. O como lo dijera también el astrónomo Robert Jastrow de manera muy ilustrativa y con una admirable y casi candorosa honestidad: “Para el científico que ha vivido con su fe en el poder de la razón, la historia acaba como una pesadilla. Ha escalado las montañas de la ignorancia, está a un tris de conquistar el pico más alto y cuando logra trepar por la roca final se encuentra con una cuadrilla de teólogos que llevan siglos allí sentados”. Así, al final de cuentas y a pesar de sus ínfulas de autosuficiencia la ciencia está siendo conducida, aún a regañadientes, a tener que aceptar que la ciencia termina donde comienza la Biblia, en el texto justamente elegido y leído en directo por la tripulación del Apolo 8 mientras alcanzaban el logro de orbitar la luna: “Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra” (Génesis 1:1)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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