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Historia y doctrina

“Si se convierten en norma, los detalles que acompañan la narración bíblica dan lugar a prácticas mágicas y supersticiosas”

Los cristianos tenemos que ser cuidadosos de no darle carácter normativo a detalles de la narración bíblica que no tuvieron nunca la intención de llegar a convertirse en norma para todos los tiempos. La historia y la doctrina se entremezclan en la Biblia y no debemos, por tanto, confundir la una con la otra, haciendo de un detalle histórico específico, contingente y más bien aislado de la narración, una norma o doctrina de universal aplicación y aceptación en todos los casos posteriores. En el Nuevo Testamento, por ejemplo, hay hechos y detalles históricos de la vida del Señor y de la iglesia primitiva que no pueden tomarse como la norma para la iglesia de todas las épocas, como por ejemplo pretender la sanidad milagrosa de alguien mediante el contacto con la sombra del carismático predicador de turno, o mediante “pañuelos o delantales” que hayan tocado su cuerpo, como sucedió en su momento con los apóstoles Pedro y Pablo: “Era tal la multitud de hombres y mujeres, que hasta sacaban a los enfermos a las plazas y los ponían en colchonetas y camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos… a tal grado que a los enfermos les llevaban pañuelos y delantales que habían tocado el cuerpo de Pablo, y quedaban sanos de sus enfermedades, y los espíritus malignos salían de ellos” (Hechos 5:15; 19:12), pues estas son narrativas históricas específicas y no doctrina de universal aplicación que brindaría una aparatosa imagen del cristianismo y de la iglesia, no muy lejana ni muy diferente a las supersticiones populares y mágicas de las religiones paganas que el cristianismo combate.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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