fbpx
Segmentos

Expresando nuestras quejas

“Cuando debas dar rienda suelta a tu queja hazlo ante Dios, pero sin olvidar que ninguna queja contra Él estará nunca justificada”

Aunque las quejas puedan estar justificadas, la actitud quejumbrosa ante la vida nunca es provechosa. De hecho, lo que justifica una queja es que sepamos dirigirla a quien corresponde. Después de todo, no se puede ignorar y hacer caso omiso de lo que sentimos, o mejor, del modo en que percibimos las condiciones y situaciones en que nos hallamos en un momento dado de nuestra vida y que suscitan muchas veces de forma inevitable la queja en nuestras almas, como le sucedió a Job: “Si acaso digo: ‘Olvidaré mi queja, cambiaré de expresión, esbozaré una sonrisa’, me queda el miedo de tanto sufrimiento…” (Job 9:27-28). Pero antes de darle rienda suelta de forma indiscriminada y a manera de desahogo, hay que considerar contra qué o quién dirigimos nuestra queja. Si es contra los hombres, hay que evaluar con cabeza fría para ver si la razón nos asiste y si es así, formularla a aquel a quien le corresponde y concierne de manera directa e independiente de la respuesta recibida, perdonar al causante de la situación en cuestión y no seguir expresando las quejas con ánimo revanchista, pues por esta causa también podemos quedar bajo el juicio de Dios. Y si nuestra queja no va dirigida contra los hombres sino contra las circunstancias, exponerlas ante Dios de manera sincera pero respetuosa y no de forma desafiante, como quien culpa a Dios de sus sufrimientos. Únicamente así podremos confiar y esperar pacientemente, en oración, el alivio que sólo Él puede proveer. Por eso: “Ante él expongo mis quejas; ante él expreso mis angustias” (Salmo 142:2)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

Deja tu comentario

Clic aquí para dejar tu opinión