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El tropiezo de la fe

“La ira divina, el pecado humano, el juicio eterno y la expiación en la cruz siguen siendo hoy motivo de escándalo para muchos”

Se habla hoy de las cuatro eses del periodismo sensacionalista que son: deporte, sexo, sociedad y escándalo, palabras todas con “s” inicial en el idioma inglés. La última de ellas, el escándalo, juega con esa dualidad por la cual nos sentimos atraídos por algo que al mismo tiempo rechazamos porque nos ofende, indigna y desagrada. Valga decir que en la Biblia la palabra griega skandalizo hace referencia no sólo a algo que ofende, como lo hace el mensaje de la cruz, según lo señala el apóstol Pablo: “Si tal fuera mi predicación, la cruz no ofendería tanto” (Gálatas 5:11), sino más exactamente a algo que hace caer o tropezar a alguien, como lo vuelve a indicar el mismo apóstol: “… nosotros predicamos a Cristo crucificado. Este mensaje es motivo de tropiezo para los judíos, y es locura para los gentiles” (1 Corintios 1:23). En efecto, el cristianismo es escandaloso y no tiene que ofrecer disculpas por serlo. Y lo es debido a que hay aspectos del cristianismo que ofenden y desagradan a las mentalidades presuntamente “progresistas” e incluyentes de la actualidad, porque contravienen los postulados de civilidad y convivencia armoniosa que se han impuesto en muchas de las sociedades, en otro tiempo cristianas, que pretenden así llevar a cabo el insostenible malabarismo de retener la moralidad social heredada, por cierto, del cristianismo que las moldeó; al mismo tiempo que desechan la doctrina cristiana de la que esa moralidad surgió, porque los escandaliza, al igual que a los judíos de ayer: “Entonces se le acercaron los discípulos y le dijeron: -¿Sabes que los fariseos se escandalizaron al oír eso?”(Mateo 15:12)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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