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El nuevo nacimiento

“La muerte vale la pena cuando se trata de morir al pecado: la única forma de renacer a la vida verdadera que Cristo nos otorga”

El Señor Jesucristo le dijo sentenciosamente a Nicodemo: “─De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios…” (Juan 3:3), aclarando enseguida que no se trata, ni mucho menos, de un nuevo nacimiento literal, al estilo de la reencarnación de las religiones del Lejano Oriente; sino de un nuevo nacimiento espiritual paralelo a la muerte al pecado vivida por el creyente en la experiencia de la conversión. En otras palabras, el nuevo nacimiento es una experiencia sobrenatural procedente de la gracia de Dios por la que, mediante la fe en Cristo, morimos al pecado y a nuestra pasada manera de vivir dominada por los impulsos y deseos de nuestra vieja naturaleza, para renacer como nuevas creaciones a la vida nueva que Dios ha preparado para los suyos en Cristo, como lo dijo con elocuencia el autor sagrado: “… En efecto, si hemos estado unidos con él en su muerte, sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección. Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado; porque el que muere queda liberado del pecado. Ahora bien, si hemos muerto con Cristo, confiamos que también viviremos con él. Pues sabemos que Cristo, por haber sido levantado de entre los muertos, ya no puede volver a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él. En cuanto a su muerte, murió al pecado una vez y para siempre; en cuanto a su vida, vive para Dios. De la misma manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús” (Romanos 6:1-11)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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