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Segmentos

Él no está lejos de ninguno de nosotros

“No encontramos a Dios gracias a una intensa y heroica búsqueda sino cuando descubrimos que Él siempre ha estado con nosotros”

La Biblia dice que Dios se oculta, al punto que en los escritos del Antiguo Testamento lo autores sagrados protestan en algunos casos por este ocultamiento divino. Pero lo cierto es que, descontando situaciones particulares, Dios no juega al escondite con el ser humano. Y si no se revela de manera plena es, entre otros, debido a que si así lo hiciera no podríamos soportarlo. Además, Él mismo nos da algunas de las razones para hacerlo así: “Y ese día yo ocultaré aún más mi rostro, por haber cometido la maldad de irse tras otros dioses… Son las iniquidades de ustedes las que los separan de su Dios. Son estos pecados los que lo llevan a ocultar su rostro para no escuchar” (Deuteronomio 31:18; Isaías 59:2). Pero al margen de estos casos puntuales, la restricción que Dios se impone a sí mismo al revelarse al hombre tiene también como propósito que nuestra adhesión a Él no sea obligada, de tal modo que no tengamos opción; sino que sea una adhesión voluntaria caracterizada por la fe y la confianza en Él y en la luz suficiente que nos brinda para hacer posible y razonable la decisión de fe. Al fin y al cabo y en último término, para encontrar a Dios basta con hacer el humilde y revelador reconocimiento hecho por Jacob en Betel: “Al despertar Jacob de su sueño, pensó: «En realidad, el Señor está en este lugar, y yo no me había dado cuenta»” (Génesis 28:16). Esta toma de conciencia es la que se encuentra también detrás de lo dicho por el apóstol Pablo a los atenienses en el sentido de que: “Esto lo hizo Dios para que todos lo busquen y, aunque sea a tientas, lo encuentren. En verdad, él no está lejos de ninguno de nosotros” (Hechos 17:27)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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