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El misterio de la maldad

“El origen de la maldad es un misterio vigente que ni la filosofía ni la ciencia lograrán descifrar nunca sin apelar a la Biblia"

El problema del mal, del dolor o del sufrimiento es uno de los temas ineludibles y principales que debemos abordar y justificar convincentemente, desde la Biblia, en la defensa de nuestra fe ꟷen lo que se conoce con el nombre técnico de “teodicea”ꟷ, pues los ateos siempre lo han utilizado como un argumento contra Dios. Pero este problema tiene que ver fundamentalmente con la maldad humana, pues es indiscutible que gran parte del dolor y del sufrimiento que experimentamos en este mundo es causado por las decisiones más o menos malvadas y egoístas de nuestros semejantes o de nosotros mismos en lo que se designa como el “mal moral”. Pero la Biblia nos revela que incluso el llamado “mal natural” que nos golpea en forma de enfermedades, accidentes sin relación ni intervención directa de agentes humanos o catástrofes naturales tales como inundaciones, terremotos, tornados, huracanes, etc.; es también consecuencia de la misteriosa maldad humana que, sin que entendamos la razón de ello, llevó a nuestros primeros padres a la desobediencia a Dios, malogrando desde entonces el buen funcionamiento, no sólo de la conducta humana, sino de todo el universo en lo que se conoce como “los efectos cósmicos de la caída” mencionados en Génesis 3:17-18 y Romanos 8:19-22. Un misterio que opera en la actualidad debidamente atenuado y refrenado por Dios, pero que al final de los tiempos se manifestará sin freno alguno en el anticristo, pues: “Es cierto que el misterio de la maldad ya está ejerciendo su poder; pero falta que sea quitado de en medio el que ahora lo detiene” (2 Tesalonicenses 2:7)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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